sábado, 30 de enero de 2016

糞 - Kuso

Este relato está dedicado a todas las personas que, en algún momento de su vida, se han desesperado por no saber o no poder lograr algo, sin saber que el tiempo es demasiado... caprichoso y peculiar.


糞. Sí, es japonés. Sí, lo he tenido que mirar en el traductor de Google. Pero dejemos el ¿kanji? a un lado.



‘Kusso’ fue lo que un amigo mio, hace ya 10 años, me dijo en un horrible japonés mientras hablábamos de los dibujos animados (ahora los llamaríamos anime) que echaban por la tele. Probablemente, Beyblade. Qué tiempos aquellos…


Al parecer, se la había enseñado su prima, la primera “otaku” que yo conocí en mi vida, y a quien debo el descubrimiento de uno de mis videojuegos favoritos, Ace Attorney. Hubo un tiempo en el que la veía casi cada día, y ya hace por lo menos 7 años que no la he vuelto a ver. Mariana, un saludo.



El caso es que, pese a mis insistencias, mi amigo no quiso decirme qué significaba. Parecía usarla como insulto, pero cuando yo se la decía a él, me respondía con “Muchas Gracias”, y yo no entendía absolutamente nada.









Pasaron los años, concretamente 6, y mientras subía la cuesta para practicar tenis, uno de mis compañeros me comentó lo siguiente, sin yo prestarle mucho caso.


-Oye, ¿has visto alguna vez la serie de Bakugan? La de los bichos con bolas y tal. ¿Sabes que el prota, Dan Kuso, en japonés quiere decir bola de mierda? ¿A que es bastante gracioso?



Mi mente empezó a dar vueltas y me transportó a aquel jardín, a aquel momento, a aquella conversación. Lo que alguien no me quiso explicar, otra persona, casualmente, me lo dejó caer.






Kuso significa mierda.



Pues vaya.

miércoles, 27 de enero de 2016

Elecciones

¿Alguna vez habéis tenido que tomar una decisión muy importante? Sí, sabéis de cuales os hablo. Suelen ser decisiones de dos únicas respuestas, A o B. Notáis cómo todo se detiene a vuestro alrededor y el mundo comienza a girar, a disponerse y prepararse para adecuarse a la opción que escojas.


Tomar la A, elegir la B. ¿Irnos por el camino de la B? ¿Dirigirnos a la A? ¿Ninguna? ¿Hay una opción C? ¿Estáis seguros que puedo elegir? ¿Yo? Pero si no tengo ni idea de nada…


Seguro que alguna vez os habéis visto en esta tesitura. No saber cuál es la mejor hasta que ya es demasiado tarde: después de abrir una puerta y hacer que la otra se cierre para siempre.


Yo solo recuerdo dos decisiones que hayan cambiado mi vida de manera significativa. Lo peor de todo es que la segunda no la elegí yo, tuve que comerme con patatas el camino que otra persona había escogido.


¿Y cuál fue aquella primera decisión que tomé?


¿Quieres hacer tercero?




No creo que sea el momento para explicarla, pero añadiré un pequeño apunte. En su momento dije que no me arrepiento de ninguna acción que yo haya tomado. Ni siquiera el decir “Vale” en aquel momento.



Curiosamente, de lo que me arrepiento es de lo que escogieron por mí. Y es que incluso cuando no eliges, es una elección en sí misma.

lunes, 18 de enero de 2016

El placer de las cosas pequeñas

Inciso, corto, breve.

Cual raja de hábil cirujano.


Preciso, frío, calculado.

Cual tiro certero a portería.


Dos, uno, cero.

El tiempo que nos separa de una explosión.


En tres palabras o menos.

Porque lo bueno, si breve...



Por eso yo prefiero nombrar mis relatos con el mínimo número de palabras posibles.


Reducirlo todo a la mínima expresión.


Como aquellos momentos breves, carentes de sentido y finalidad, pero geniales y disfrutables en su totalidad.



lunes, 4 de enero de 2016

Ficción

Ficción:
  1. f. Acción y efecto de fingir.
  2. f. Invención, cosa fingida.
  3. f. Clase de obras literarias o cinematográficas, generalmente narrativas, que tratan de sucesos y personajes imaginarios. 


Alabada sea la RAE, fuente de uniones y disputas por toda España, intentando averiguar quién tiene razón y quién no. En una cosa estamos todos de acuerdo: ‘asín’ no se hacen las cosas.


Sucesos, personajes imaginarios, que no existen. Inventados. Seguro que más de una vez habéis reído, os habéis enfadado o incluso habéis llorado con estas ficciones. ¿Qué hay de malo en ello? Solo es un relato, un divertimento momentáneo. Pues os quiero contar una historia.



Conozco a una persona, como seguro que vosotros también, que un día, mientras leía un libro, empezó a llorar. No conozco el título del mismo, pero seguro que vosotros tenéis en vuestra colección alguno de ese estilo.


Su madre entró en la habitación y, al verla llorando, preguntó: “¿qué te pasa?”, a lo que respondió “Que esta historia es muy bonita, pero también muy triste”. A la madre casi le da un ataque de risa.


“Pero, ¿cómo puedes llorar por algo que no existe, que no es real?” preguntó la madre ante el desconcierto de su hija.


“¿Cómo puedes decir que no son reales? ¿Es que las sensaciones que tengo yo ahora son de mentira, las finjo? ¿Es que esas personas, por muy inexistentes que sean no están presentes en la vida de mucha gente que se ve influenciada por sus acciones? ¿O es que su autor es un vil malvado capaz de escribir estas cosas con la única intención de mentirnos, de engañarnos?”


La madre se quedó desconcertada, sin saber qué decir.



Ficción, acción y efecto de fingir. Invención, cosa fingida.



Será ficción lo que leo, pero no finjo lo que siento.