jueves, 31 de diciembre de 2015

Cambio de año

Un año. 365 (366 si es bisiesto. Sí, puntillosos. Esta aclaración va para vosotros) días.



¿Qué cosas que puedes hacer en un año? ¿Cambias tú, cambia el resto de la gente? Yo hace un año estaba estudiando informática y ahora sigo igual. Pero claro, queréis un cambio más pequeño, aunque no por ello menos significante.


Yo hace un año (entiéndase un año como el martes 30 de diciembre de 2014) estaba en los mismos infiernos. Sí, viajando en metro por Madrid. En metro, tren y autobús. Una pena vivir en la península: un buen barco o avión no hubiera sido mala idea para cambiar de aires.


Pero es curioso cómo, si lo vemos a gran escala, hace un año estaba igual que ahora, pero basta mover las agujas del reloj solo 24 horas para estar en una situación completamente distinta, como si de un cambio radical se tratara.


Esta forma de mesurar los cambios es muy puntillosa, por eso prefiero detenerme minuciosamente en cada recuerdo, en cada vivencia que me ha propiciado el año en el que, al parecer, me he convertido en adulto. Yo me siento igual que siempre, qué queréis que os diga.




2015 no ha sido un año demasiado memorable. De hecho, mi memoria se limita a “pop, primeros días de enero, pop, febrero, pop, junio, julio, agosto, pop, qué tontería ¿ya es 31?”, dramatizando un poco la realidad.


Me ha parecido curioso ver la foto que me hice con mi familia el 31 de diciembre del año pasado. Mi cara es un cuadro (salgo fatal en la foto), pero me gusta verme sonriendo.

Demuestra que tengo una buena cara de póker y quien diga lo contrario es que no sabe de actuación.




Finalmente, quiero decir una cosa. Cuando cumplís años, ¿pedís un deseo? ¿O creéis que es estúpido pensar eso?

A mí nunca me dijeron que se debía hacer. Casi que empecé a hacerlo en 2013. El deseo de ese año se cumplió, pero no era lo que yo pensaba. El de 2014 se cumplió, pero duró muy poco.
El de 2015 parece que se está cumpliendo, y espero que siga siendo así. El año que viene ya veré qué puñetas pido.



Feliz Año Nuevo.

Gerardo.


PD: ¡Gracias a todos por estar ahí! ¡En especial a las comas que nunca pongo y al caso que nunca le hago a Doña Perfecta Gramaticalmente Hablando!

domingo, 13 de diciembre de 2015

Cobarde

¿De dónde sacan los médicos el valor para decirle a un familiar de su paciente que ha fallecido, o que le queda poco tiempo de vida, sabiendo que eso supondrá un golpe muy fuerte para quien reciba el mensaje?


¿Cómo pueden encontrar los bomberos el coraje para acceder a edificios en llamas, con peligro de derrumbamiento o incluso subir a las grandes alturas con tal de rescatar a una persona, poniendo en juego su propia existencia?


¿Son los abogados, responsables de defender a la persona bajo su tutela gente venida de otra dimensión, hechas de otra pasta?


¿Por qué los actores son capaces de salir a escena a interpretar un papel, aun sabiendo que tendrán a un exigente público delante, con el peligro de que erren en su cometido y se rían de sus fallos?


Los escritores, plasmando sus ideas, creencias, miedos o historias: ¿no sienten pavor de que la crítica los devore y no deje títere con cabeza? ¿De que no puedan volver a escribir otro relato debido al 
rechazo que sentirán?



Si desconozco de dónde sacan su valentía estas personas, capaces de actos que yo jamás podría llevar a cabo, ¿cómo sabré de dónde sacaré yo la mía para declararme a la chica que me gusta? ¿Es que no valgo para esto, es que siento que lo nuestro es imposible? ¿O es que no puedo porque soy un cobarde?

domingo, 1 de noviembre de 2015

Impresión

Las gotas se deslizan suavemente por el cristal de la ventana. Varios truenos se han podido escuchar a lo largo del día, mas ninguno ha sido demasiado sonoro.


Las dulces esferas líquidas competían por ver quién sería la primera en llegar al final de un estruendoso día de otoño, si bien cierto es que no eran lo suficientemente potentes como para disuadir a las pequeñas de completar lo que parecía un viaje sin retorno al alfeizar de la ventana.


(Pic, pic, pic, pic. Pic. Wuuun) -Eh, ¿has oído eso? (Tururí) +Ya ves. Qué ascazo de día, macho. Podría parar de una vez. Así no hay quien se concentre.


Una fuerte tormenta amenaza el sur de España con fuertes precipitaciones que podrían venir acompañados de relámpagos y truenos, como podemos apreciar en esta imagen del Meteosat. Ahora bien, la previsión para mañana no pinta demasiado alentadora.


-¿Te gusta la lluvia? +No sé. No está mal, pero me hace sentir triste. Y mojada. –Entonces ¿qué harás cuando no esté yo para protegerte con un paraguas? +Pues… ¿buscarme otro? –Qué simpática eres, mujer…


Oh. Está lloviendo. Será mejor que cierre la ventana…




En ese momento, como venido desde el más profundo de los abismos, una luz cegadora inunda el cielo y un trueno ensordecedor desquebraja todas y cada una de las almas que aún siguen vivas.




(Pic. Pic pic pic. PIC. Wuuuun) –LA OSTIA ¿HAS OÍDO ESO? JODER QUÉ PUTO SUSTO.
(tururiiii) +LA LECHE, DESISTO DE HACER NADA, YO ME VOY A MI CAMA A ESCONDERME.


Lamentamos los problemas técnicos que se han podido desarrollar a lo largo de la emisión de hoy. Según nuestras fuentes, un fuerte rayo ha caído en la zona sureste de la ciudad. Desgraciadamente, ha impactado en un hogar que en estos momentos se encuentra en llamas. Desconocemos si hay heridos o si la casa estaba ocupada en el momento del incidente, pero todo parece indicar que…


-¿Has visto eso? Joder, mira esa casa. ¡Está ardiendo! Hay que avisar a los bomberos, pero ya. +¿Sí? ¿Los bomberos? Un rayo ha incendiado una casa en…. Sí, justo. ¿Cómo…?


Llamas por toda la casa, desesperación, gritos, sofocos. Soy inmortal, capaz de resistir toda clase de desafíos con tal de seguir adelante. Unas simples quemaduras no me detendrán. Perviviré hasta el fin de los tiempos y solo entonces podré decir: Y sin embargo, viví.



A la mañana del día siguiente el incendio fue la comidilla del pueblo. Nada más que escombros fueron encontrados en la desolada escena.


Y es que nadie te puede avisar
De lo que el azar maneja
Y teje con sus hilos
De terciopelo
Rojo.


Vivió, pero no para contarlo.

sábado, 10 de octubre de 2015

Relojes

Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac.

Hay gente que no puede dormir con el sonido de las manecillas moviéndose lenta pero inexorablemente por la esfera del reloj, pero a mí lo que no me deja descansar no es su chirrido frío y constante, sino sus implicaciones.

Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac.

Se supone que los relojes muestran la hora, pero esto no es cierto. Hay relojes que se quedan atrás, retrasados, yendo en la sombra no solo de aquellos que son certeros, sino de aquellos que van adelantados. Pues algo bueno se puede sacar de tener un reloj con unos minutos de más, pero ¿qué ventajas aporta tener un reloj atrasado?

Tiiiiic. Taaaaaac. ¿Tic? Tac. Tictac.

A veces me pregunto si no sería más fácil sincronizarlos a todos, llamar a aquel maestro relojero que se encargaba de poner todos los relojes de cuco en buen camino, en la buena dirección. Siento que me quedo atrás, que no termino de comprenderlo.

Llego tarde.

Tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac ¿Sabes? A veces me das envidia. Creer que vas retrasado no solo te hace parecer especial, sino que te distingue de los demás. Sí, gracias a que voy adelantado puedo llegar antes de tiempo. Pero, a veces, llego tan pronto que no hay nadie con quien compartir mis triunfos.

Tac. Tic. Tac. Tic. Tac.


El tiempo es el que es y no deberíamos poder cambiarlo. O eso dicen. Sinceramente, yo prefiero "el tiempo pone a todos en su lugar". Y si no, al tiempo.

viernes, 17 de julio de 2015

Ventanas

Siempre suelo quedarme absorto con las ventanas. Puedo pasar horas y horas mirando cómo transcurren los minutos y los árboles por aquellos polígonos de cristal. Y más aún cuando ya conozco el trayecto, e intento comparar las diferencias con la última vez que pasé por allí, incluso si fue ese mismo día.

Sin embargo, aquella vez no tenía ganas de mirar el paisaje, principalmente porque era de madrugada y no se veía nada, y porque sencillamente no estaba de humor.

-¿Qué te ha parecido?

Alguien me hablaba. La copiloto del coche en el que me encontraba. Una señora joven que pese a todo, ya tenía un hijo de casi mi edad.

-Bien, ha estado bien. La comida estaba bastante buena.

-¿Y qué tal la chica, eh? ¿La viste?

Esta vez hablaba el conductor, un hombre de cierta edad que, al parecer, era el actual amante de la señora. Un romántico de manual. De todas formas, no soy quién para meterme con él, puesto que había tenido la decencia de despertarse bien temprano para llevarme a la estación.

-Sí.

No suelo ser monosílabo. Los que me conocen saben que, si la ocasión lo requiere, pueden estar oyéndome hablar hasta que les canso. Afortunadamente, nunca les he hartado. Al menos, no por hablar.

-¿Y qué? ¿Ha merecido la pena venir?

De nuevo el señor.

-Sí. Desde luego, ha sido todo un placer haber conocido a mi amigo.

-¿Volverás en algún momento?

Me pregunta la señora.

-No lo sé. Ya lo veremos.


Tres días atrás me habían producido sonrojarme por una pregunta sincera pero directa que se formuló cuando el receptor (yo) no estaba preparado. Aquel día no estaba por la labor de que volviera a pasar.



Me quedé mirando la ventana. Hablaron entre ellos, aunque no les presté atención. Me consta que no se dieron cuenta de nada, como nadie lo hizo días después.


Hoy me he quedado mirando la ventana mientras mis padres me llevaban a la sierra. He abierto la ventana y he dejado que el aire entre y me despeine (si es que en algún momento estuve peinado). Un soplo de aire fresco y renovador.

Como aquel anuncio de ambientadores...