viernes, 17 de junio de 2016
Pretérito perfecto simple
El día más feliz de mi vida hubo flores, hubo mariquitas, hubo paz.
El día más feliz de mi vida hubo mar, hubo tierra, hubo aire, hubo amor.
El día más feliz de mi vida hubo caricias, hubo miradas, hubo tiempo, hubo alegría.
El día más feliz de mi vida hubo amigos, hubo parejas, hubo solteros, hube yo.
El día más feliz de mi vida hubo unicornios, hubo paquidermos, hubo el puñetero profesor de ética que a nadie preparó para esto.
El presunto día más feliz de mi vida hubo dudas, hubo tristeza, hubo cansancio, hubo mentiras.
The admittedly not happiest day in my life was full of confusion, uncertainty, disorder, missing words.
El jodido y más puñeteramente feliz de mi vida hubo cosas, ¿y a quién puñetas le importa lo que hubo? ¡Hubo! ¡Hubo y no es, por lo tanto, fue! ¿O quizás nunca hubo y no hay que pudiera haber que no fuera al no haber sido?
En el pretérito perfecto simple de mi vida había cosas. Cosas bonitas, cosas feas, cosas regulares, cosas normales.
Ya no queda nada. Menos mal que todo lo anterior fue mentira.
Pero habrá un día que supere a ese. Y otro. Y otro.
El día más feliz de mi vida habrá cosas, habrá alegría, habrá presente, habrá futuro.
Y será pluscuamperfecto.
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